Músico y algo mas...

Artículo publicado en Diario de La Nación el 26/10/1992


Escrito en Táriba


Juan José Durán Spósito, de Colón a Táriba.


José Ernesto Becerra Golindano


Todos tariberos lo conocen. Nació en Colón en años veinte, en 1957 vino a realizar un trabajo en Táriba y se quedó aunque no se sienta muy seguro al explicar por qué. Vino como integrante de una orquesta que tenía una presentación en esta Perla del Torbes, y ya tiene más de treinta años de residencia.
No consume licor, tal vez un palito y no más. No fuma, señala que odia el cigarro y jamás lo ha probado. No participa en política de partidos, pero cuando se ha concretado la oportunidad ha realizado diferentes trabajos para alguno sin asumir compromisos.
Es un hombre lúcido, de convicciones firmes, valores de los de antes, de conversación clara, fluida y grata. Ultimamente la tertulia se da en las últimas horas de la noche en el negocio regentado por Anthonny Ogliastre, al que muchos de ustedes visitan por la calidad de sus productos.
El Sr. Durán sin mezquindad, sin presunción, nos brinda su experiencia.
Se formó cuando el trabajo honrado era una norma social que muy pocos desacataban y comenta que hoy la gente ya no quiere trabajar y tal actitud, deduce, los colocan en la antesala de robo (con arma o desde un escritorio). Lamenta que no consigue muchas oportunidades para dedicarse a alguna de las capacidades que tiene, pero no pierde el optimismo.
Como músico es percusionista y todavía lo recordamos cuando cumplía su rol en Banda Municipal. También es fotógrafo, y de lo buenos. En la casa del que aquí escribe hay varias decenas de fotos de muy buena calidad cuyos autor es el Sr. Durán, a quien alguna vez hemos contratado.
Otras de sus habilidades es la fabricación de caramelos, su venta la realizaba en el mercado de Táriba, y de tal actividad le quedó un apodo que le permitirá a lector identificar a nuestro personaje. Desgraciadamente algunos de esos ladrones que él cuestiona se llevó les materiales que le permitía realizar este trabajo; aunque conserva los folletos y descripciones de las fórmulas y procesos, en disposición de volver a empezar si la suerte cambia. Su desgarbado andar, la apariencia sencilla y la ausencia de belicosidad, han confundido a unos cuantos que no han querido guardarle el respeto que todo hombre de bien se merece.
Otros lo apreciamos, lo respetamos y esperamos que se le dé cualquiera de las oportunidades que espera para dedicarse a alguna de las labores que conoce.